No deberían haberlo invitado: "Es como si no se dieran cuenta de que todos los vieron robando el equipo".
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Entre el amigo al que invitas de vacaciones y resulta ser grosero, el amigo al que le prestas el sofá como último recurso y que se queda más tiempo del previsto, o aquellos a los que invitas a una fiesta y que arman un desastre... A veces, nos arrepentimos de nuestra generosidad. Esta semana, Libé les cuenta historias en las que nuestros testigos se dijeron a sí mismos: «No deberías haberlo invitado». Hoy, Soraya (1), de 43 años, directora de una funeraria en el Valle del Oise, recuerda a dos viejos amigos que la pusieron en situaciones incómodas varias veces.
Por aquel entonces, tenía unos 25 años y vivía en un espacio autogestionado, una casa okupada queer, en Lyon. Durante una acción activista, conocí a una pareja croata, Marko y Vesna (1), que habían sido expulsados de todos los lugares donde okupaban por ser heroinómanos. Convencí a mi colectivo para que los acogiera, porque está bien tener ideales, pero si solo sirve para dejar a la gente en la calle, no tiene sentido.
"Nos llevamos muy bien los tres, robamos en grandes almacenes, son muy excéntricos. Él
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